Érase una vez unos engendros…

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pueblos-irlandaY de vuelta a Madrid, vuelta a la rutina y a la búsqueda de un plan de vida.

Echo de menos el pueblo irlandés perdido en entre montañas.

Empiezo mi plan con la búsqueda nuevo trabajo, ya que la bitch de mi jefa ha cerrado el negocio y se ha ido a vivir a Ibiza de hippie, no sé cómo va a vivir sin unos tacones y una peluquería para darse sus mechas rubias oxigenadas.

Echo de menos las tardes en las tabernas bebiendo cerveza, a los parroquianos contándome historias del pueblo, con mi cara de enterarme de algo, seguro  que pensaban que  era un poco rubia, no los culpo.

Me dedico a mandar  mi curriculum a todas partes, dos semanas y no me ha llamado nadie, con el curriculum tan bueno que tengo, con mis cursos de macramé y todo, con  mi don de gentes y mi foto del Facebook guiñando un ojo no entiendo por qué no me llaman. Seguro que me ven como una amenaza a sus puestos de trabajo de lo buena que parezco.

Echo de menos  a mi fornido y rubio irlandés, al que no entendía ni palabra, pero me ponía cada noche mirando a Cuenca, a Galway o a Londres. Qué maravillosos recuerdos en la parte de atrás del bar,  en las calles oscuras, en los parques, en el trastero de su casa, en los baños del centro comercial, en su furgoneta,  entre los árboles de aquel parque natural…era tan romántico cuando me decía «…beibi cam on tu faking…» Ayss que me emociono solo de pensarlo. Vivíamos en nuestra propia «Cumbres Borracheras», me sentía cual escritora en plena crisis existencial, creativa y espiritual que no espirituosa, como una irlandesa más, o una estudiante de Erasmus que viene a ser lo mismo.

Y mientras pienso en mis aventuras amorosas, estoy en el recibidor de una empresa en la que tengo una entrevista, a la cuál he llegado después de coger un metro, un autobús y el puto metro ligero,  después de caminar bajo la lluvia durante 10 minutos, perdida por el polígono. Llevo esperando casi una hora para un puesto de dependienta en unos grandes almacenes, por el salario mínimo y muchas horas y un contrato de prácticas… ¿Cómo? ¿Un contrato de qué? ¿Prácti qué? ¿A mis treinta pocos años? ¿Ganaré más paseando por la calle Ballesta?

No encuentro un puto transporte que me lleve a la ciudad y tardo una hora en salir del polígono.

¿Dónde están los bares cuando se los necesita?

Gafapasta Jones


Madrid1Queridos followers,

Cómo veis ya me he puesto al día de los términos de las mierdas esas que leéis todo el tiempo, el Twitter, el Feisbuk (cómo escribís los que os hacéis los cools). No hacéis otra cosa que mirar las redes sociales para saber quien escribe, el último vídeo chorra de gatitos publicado, las fotos del Facebook, etc.

Bueno, y lo que se ha puesto de moda es publicar el recorrido y tiempo que hacéis cuando salís a correr, fulanito ha corrido 5 km desde el aeropuerto al centro de la ciudad. Ante esto solo puedo decir una cosa: ¿¿A mí que coño me importa?? ??Runners del mundo aburrís mucho, mucho…ufff que me enervo 1, 2, 3 yo me calmaré.

Después de mi retiro espiritual transcendental en la Irlanda profunda bebiendo cerveza Guinnes, paseando por los verdes campos, desconectada de la vida y pensando en la misma, he vuelto a mi patria querida. Hay que ver que pedante soy a veces, la niña empollona y listilla que llevo dentro sale de vez en cuando. Le doy un documental de La 2, ya se calla y no interrumpe.

Ya de vuelta a esta ciudad, sin dinero en el bolsillo, como siempre, maldita manía de ir a los bares. Sin saber qué hacer con mi vida, sin perrito que me ladre ni maromo que me consuele, y viendo el panorama que tenemos en España, joder, que ya no se va a poder ni estar en la calle de cotilleo con las señoras del barrio para hacer nuestro Sálvame Deluxe alternativo criticando a las vecinas. Me temo que nos confiscarían las sillas de picnic y los rulos por ser objetos peligros contra la seguridad ciudadana. España no te reconozco. Eso sí, con suerte, puede que alguno de los antidisturbios que nos vengan a disolver esté buerrono y me golpee con la porra en mi dormitorio porque he sido mala…uyy tengo que convocar a las vecinas pero ya.
Después de un tiempo sin esta ciudad, sigo odiando el metro, y más su desorbitado precio, sigo odiando las estaciones de autobuses, donde hay las personas más extrañas del mundo, ¿qué hacen? ¿Viven ahí todo el tiempo? ¿Los veis por las calles o por las plazas? ¿Qué quieren de nosotros? ¿Nos estudian para imitarnos?
Me sigue gustando esta ciudad, a pesar de todo, por su cultura, su movimiento, su ambiente, por su gente, sus edificios, sus barrios…upss  un bar…os dejo…

Besis

Gafapasta Jones

@missgafasjones


cervezas¿Por qué nadie me dijo q en este país tienes euros y no libras? ¿Por qué nadie me dijo q es una hora menos? y sobre todo ¿por qué nadie que estaba lleno de españoles e italianos? ¿por qué nadie me dijo que había tantos bares por metro cuadrado? y sobre todo ¿por qué nadie me dijo que conducen al revésssss…?

Mi primer día casi me atropellan, y peor es que el conductor se bajo a gritarme y yo entendía nada de lo que decía solo me decía no sé que «fak yu».
Si, el número de accidentes que puedo tener en directamente proporcional al número de pintas que se puede beber un irlandés en una hora, y doy fe que son muchas.
Llego a la ciudad cual Paco Martínez Soria y me encuentro en una casa «céntrica» a 45 min. Andando de la calle principal, no importa puedo hacer deporte y caminar que los bocatas de calamares y mi desayuno de churros con chocolate diario se nota en las lorzas. Aquí he hecho el esfuerzo de tomar esas salchichas con bacon y huevos revueltos que si le echas bien de ketchup y mayonesa no se nota el mal sabor, lo mejor para soportar este frío que paso a diario.
Cómo os decía que parece que estoy viviendo en Catetos por el mundo. Después de mi pequeña discusión con el conductor que casi me atropella, me paso 15 minutos delante de un semáforo en rojo esperando que se ponga verde para los pederastrian, yo como no soy nada de eso espero al muñequito verde para chicas recién llegadas y por lo visto nunca se pone verde si no le das a un botón.
Decido subir al bus urbano, le doy 5 euros al conductor y no me da cambio, en un perfecto y educado Inglés, a la par que más rápido q el viento me dice que tengo que pagar con el importe justo y la vuelta me la dan en no sé que oficina…no entiendo nada que le cuesta darme el cambio!!

Que tontería y pérdida de tiempo. Esto me pasa por cateta.

Y después de este momento de guiri que no entera de nada, me cobran en el supermercado además de el doble que en Madrid por unos tomates, 22 céntimos por una bolsa, ¿Cómo? How? ¿Perdona? ¿Hello? ¿Qué clase de atraco es este?
Salgo bastante enfadada, mirando la nota, y entro en el primer Pub que veo, una cerveza, pinta, beer o como Passy lo llaméis…
El camarero me dice: Six iuros, please…

Después un chico inglés intenta ligar conmigo y lo único que le entiendo es «ay guan tu fucking wit yu». ¿Qué es el fuck y por qué me lo dicen todos?

Oh my God y my Queen…me voy a dormir que mañana será otro día.

Gafapasta Jones


viajesAl fin decidí hacer algo.

Me líe la manta a la cabeza, el abrigo y todo lo q me entraba en mi maleta como equipaje de mano y con las siete capas de ropas que me he puesto por si mi avión es de Ryanair y me planto en  el aeropuerto, después de pagar 5 eurazos de rigor en el  metro, ¡qué robo, qué descaro! Estarán contentos nuestros políticos madrileños con este robo a mano armada y sin poder hacer nada de nada, con esto y con el despropósito de Sol-Vodafone ya no puedo. ¿Qué será lo siguiente? ¿Cobrarnos por ser peatones? ¿Pagar en los baños públicos? ¿Pagar por entrar en el Retiro? ¿Me callo o sigo dando ideas a la relaxing alcaldesa? ¿Nos dirá donde va a una «romantic dinner» alguna vez?

Pensamientos de viajera de metro indignada.

Preparada para coger el primer vuelo q salga. Anuncian vuelo a Rusia… ¿Moscú? ¿Frío, nieve…? No, no.

Siguiente, a Nueva Zelanda, imposible tiene que ser Europa. Mira que estaría encantada de irme a esos verdes prados y correr descalza cual hobbit, pero es una opción descartable. ¿Qué hago allí tan lejos de mis bares?

¿Berlín? Si me cuesta el inglés, el alemán sería una misión más complicada que la conquista del islote Perejil.
Siguiente, Paris, ni paro a pensar. Siguiente es Manchester, esa una opción, voy al mostrador en el cual hay una desagradable señorita, por no decir mal foll…upss q esto lo puedo decir y con una desagradable voz nasal me dice no tenemos billetes, pone el cartel de cerrado y se a comer el yogurt que anuncia Carmen Machi con sus compañeras. Ahora lo entiendo todo.

La siguiente opción es Irlanda, vuelo barato, buenas condiciones, cerveza, aunque yo sea de tomar gin tonics. Nada en su contra a no ser por la lluvia permanente y por la mierda de comida que tienen, ¿qué persona humana puede comer fish and chips?

A estas alturas del partido ya no estoy para desestimar más opciones o me quedo plantada aquí con la de los yogures que me mira raro y creo que en breve va a llamar a seguidad.

Señorita Jones rumbo al país de la Guinness, el whisky, las tabernas, el verde, el trébol y los maravillosos paisajes, y lo más importante gente bebedora como yo para practicar idiomas, digo inglés.

Ya os contaré, voy a cambiar mis euros por libras…

Miss Gafapasta Jones


decisioesDespués del subidón que me dieron las compras mañaneras y burocracias varias, llega la hora de resolver mis dudas existenciales y filosóficas. Esas cuestiones que me planteo cuando estoy depre, algo bebida, o en momento cruciales de mi vida en los que analizo las decisiones importantes que he tomado.

Cuando empecé el instituto y tome la difícil decisión entre ciencias o letras, que marcaría toda mi vida, sí porque si eras de letras los ciencias de miraban por el encima del hombro, con aires de superioridad y pensando que mis estudios no valdrían para nada en la vida. Ahí tenían razón, debería haber elegido ciencias para saber hacer bien las cuentas vendiendo bragas, y aprender a falsificar y malversar los fondos, ahora tendría para abrir una cuenta en ING Direct. Eso me pasa por ir de listilla intelectual, aprender Literatura, ir leyendo libros de Salinger, hacer sobresalientes comentarios de texto y saber declinar todas las conjugaciones de los verbos en latín, ¿para qué?

Otra decisión importante es cuando me fui a la gran ciudad en lugar de quedarme en el pueblo cultivando un huerto, podría estar casada, tener tres niños, aire puro, campo, salir los sábados al baile, unos diez minutos de sexo semanal el domingo temprano, misa de doce, aperitivo de mediodía, kilos de ropa para lavar y planchar, viajar una semana en verano a Peñiscola, cotillear con vecinas sobre los forasteros.

Cuando decidí si cortarme el pelo estilo años 20 o hacerme la permanente y mechas rubias estilo Tina Turner se dejaron de llevar en los ochenta. Yo lo tuve hasta el efecto 2000 que con el cambio del milenio se me abrió la mente y el gusto. Por suerte medite, el pelo volvió a su color y corte natural a lo señora con rulos.

Y ahora que me he quedado sin trabajo y las perspectivas laborales son pocas o ningunas, me debato entre montar mi propio negocio y hacerle la competencia a mi ex-jefa, llevar mi CV a todas las tiendas de Madrid, crearme una cuenta en Infojobs que me han dicho que te mandan ofertas ( no sé si creerme esto de que las ofertan vengan a ti, como la montaña) o buscarme la vida en el extranjero, que a priori no me suena a locura,  tendría que ser Sudamérica con lo que me gustan a mi los latinos, con su acento meloso, su piel tostadita, su ritmo, sus piropos…

Creo que en Europa necesitas saber inglés, ¿no?  Aunque los muchachotes nórdicos, rubios, altos tampoco están nada mal.

Esto es peor que decidir si pasar a la ropa de invierno o llevar sandalias con vaqueros tipo guiri, o si quieres el gin tonic con limón o pepino.

¡Qué estrés!

Gafapasta Jones


los-piratas-del-paro_detalle_articulo

Después de muchos avatares y sobre todo meses, que ya sé que me echáis de menos…eh pillinessss. El parón del verano se alargo algo más de los esperado, pero entre idas, venidas, gustos, disgustos y varias historias e historiones vuelvo otra vez a la vida moderna, de la que nunca debí escapar.

Por circustancias de la vida y de la perra de mi jefa, perdón por los insultos, pero es una perra que no trabaja y encima se lleva los méritos. Me he visto abocada a la cola del INEM, siiii, ¡yo! ¡Vuestra Jones! la más profesional aguantando a las gordas de mis clientas probándose fajas.

Pensaréis que una chica con mi experiencia, mi don de gentes, mi personalidad y mi pechonalidad, cómo se ha visto abocada a la empresa mayor de Españistan. La tienda iba mal, mi jefa cada vez hacía menos y compraba a proveedores de menos calidad, sobre todo aquellos que la invitaban a cenar y se pasaban por su cama…la muy zo…ah no,  que hemos quedado que es una perra, perdón, perdón, que me enervo.

Cada vez iba a peor, ella no aceptaba mis ideas, facturábamos menos y yo trabajaba cada vez más horas, y encima sobria. Hasta el día que me dijo que cerraba y se iba de representante de medias, liguas y ligueros con el cantamañanas de la marca, que lo único que quiere es tener una cama caliente donde dormir cuando viene a la ciudad.

La vida es así no me la he inventado yo, como diría aquel cantante italiano.

A la cola del paro, desubicada en la vida, sin dinero, sin motivación, sin aspiraciones en la vida, sin novio, sin amante, sin perrito que me ladre, con unos cuantos kilos de más, facturas que pagar, sin medias y bragas gratis, sin saber que hacer con ella.

Nada más salir del INEM, me siento en un bar con una manzanilla, no tengo para más, a decidir que hago, ¿Si me apunto a los cursos? ¿Cuáles me interesan? ¿Idiomas, office, manipulador de alimentos, HTML…? ¿Qué leches es el HTML? ¿Para que lo necesito?

Mientras decido a que apuntarme, me voy a comprar unos trapitos para subir mi ánimo, eso sí de Lefties no puedo permitirme el lujo de Zara.

Me pongo mis auriculares mientras camino decidida por la Gran Vía, suena la canción «Resistiré» del Dúo Dinámico y me visualizó como la protagonista de una película de Almodóvar, feliz y contenta. Es el final de una etapa y el comienzo de otra mejor.

Gafapasta Jones


dudasEstos días las lluvias dejaron paso a la primavera, nos dieron ese pequeño respiro entre la añoranza del buen tiempo y el decir a cada hora ¡qué calor, qué ganas de fresquito! El tiempo, el comodín del público en las conversaciones de ascensor, sociales, del portal cuando ves a la portera, el inicio de una charla en situación incómoda, a no ser que seas Mario Picazo que no tienes otro tema, a parte de la seguridad en el hogar o mi amiga la loca por partes meteorológicos y las páginas webs del tiempo, es increíble que se sepa el tiempo que va a hacer hasta el verano ¡lo sabe! Y te lo dice con la certeza de las viejas enciclopedias o los viejos del lugar.

Hablando de todo un poco. Llega el buen tiempo, y a lucir nuestros cuerpos. Me ha pillado de imprevisto el cambio de armario y sigo yendo por la calle como si estuviera en el polo norte, así yo soy, de extremos, con pantalón corto y abrigo.

Tengo la dicotomía de cómo salir a la calle ¿me medio desnudo y salgo a la calle con la ropa de verano? o ¿me muero de calor con mis jerséis de cuello vuelto? ¿Quién inventó la ropa de entretiempo? ¿Por qué la gente se pone leggins sin nada encima? ¿Por qué llevan tanga blanco con leggins negros? ¿Qué hay entre un tiempo y otro? ¿Cuándo terminará de venir el invierno a Invernalia?

¿Me voy de compras o reciclo la ropa del año pasado? ¿Eso es ser vintage?

No lo sé, sigo dispersa y con muchas dicotomías.

Dudó entre lanzarme a la aventura de buscar trabajo fuera de España, vivir fascinantes historias subtituladas en inglés, salir en Españoles por el mundo si me va bien o en Callejeros si me va mal. O quedarme en mi aburrido trabajo, aguantar a las pesadas pero entrañables señoras de edad avanzada mientras intento apretarle las fajas, ahora que viene el veranito quieren lucir sus nuevos trapitos aunque no sean de su talla.

Dudo entre adelgazar de una vez los diez kilos que me sobran y poder ponerme los vaqueros de mi hermana o aceptar mis curvas de una vez y lucir cuál musa de Rubens.

Dudó si volverme abstemia, dedicarme a beber zumos de piña, no salir por las noches y pasear más por el parque o seguir quedando con mi jefa a tomar cañas después del trabajo, que ahora se llama afterworks, que en inglés mola más, quedar con mis amigos para tomar copas en las terrazas de verano o invierno mientras hablamos tonterías, o con el cirujano que me encuentro hasta en la sopa.

Dudó si ser buena y dejar de quedar con chicos que no me convienen, macarras y poco románticos y dar una oportunidad al informático de la tienda que sigue viniendo por aquí a pesar de que el ordenador sea de una marca que no arregla su empresa.

Y entre dudas y dicotomías y medias de temporada me voy a tomar unos vinos con un macarra que conocí en un bar el fin de semana pasado. Me pondré mi mejor escote de verano.

Ya os contaré.

Gafapasta Jones


mujerescurvasEste año, como viene siendo habitual, mi Semana Santa ha sido pasada por agua, otras veces nieve, hielo o varios fenómenos meteorológicos que me convencen aún más de quedarme en casa, eso y  las pocas ganas de salir a la calle a ver como se me eriza el pelo y parecer la prima blanca de los Jackson Five o la melancolía que me produce la lluvia en primavera me he quedado sin procesiones, sin torrijas,  sin llorar por no poder ver a la vírgenes por las calles, hecho inusual donde los haya, porque como reza el eslogan de palabra de gitano «están entre nosotros, pero no sabemos nada de ellos», igualito que las vírgenes, y no me refiero a las que van en los pasos.

Así soy yo,  los días que media ciudad se va de vacaciones, yo me quedo haciendo mi pequeña introspección espiritual y espirituosa. No penséis que he dejado las sustancias ¡eso nunca! sino mi vida sería una penitencia mayor que la de los fieles de la Virgen del Rocío cuando la Ministra de Empleo se encomienda a ella para que me  solucione el problema del paro.

Entre copas, libros, series, copas, charlas, comidas, copas, noticias, miradas melancólicas por la ventana mientras llueve, cafés, sobremesas, y alguna que otra copa he pasado las vacaciones de lo más tranquilita.

En uno de estos momento de relajación me dedico a ver la nueva serie de moda, no, no es Juego de Tronos que no pensáis más que en Kaleshi y John Snow. La nueva serie es Girls, esa comedia americana de cuatro chicas veinte añeras y sus problemas después de terminar la carrera, todo ello en Nueva York. Se mueven por lugares alternativos, cine independiente, música no comercial, todo muy hipster. No son las nuevas chicas de Sexo en New York,  no os preocupéis que nadie pueda llegar a la altura de Manolos de Carrie, ni de mi querido Vogue.

Con tanto hipster me desvío del tema. Las chicas protagonistas son lo que se puede considerar normales, no son feas, alguna mona, son el tipo de chica que te puedes encontrar por la calle. Lo me sorprende es que, por una vez, en la televisión no protagonicen unas bellezas y tías buenorras sino que chicas normales. Me encanta ver como  sufren, no solo porque no les vale la talla 34 de su Dior, sino por controlar su peso y vestir sin ningún pudor la talla 42, se enamoran, no de hombres guapos y ricos, sino del feo de tu vecino que es el único que te comprende, encuentran trabajo como escritoras aunque cobran una miseria y no viven de una columna semanal en un piso del centro y van a todas las fiestas de moda.

Reivindico las mujeres reales, con curvas, ni feas ni guapas, normales, que practican el sexo, con problemas reales con los que nos sintamos identificadas, pero sobretodo, sobretodo, reivindico que las mujeres talla 42 sea algo normal en nuestras películas y series y, por una vez no tenga el papel de la amiga fea o graciosa.

Gafapasta Jones


imagesSon las 2.34 am de un viernes y recibo un mensaje «Ola k ase». Entre el susto y la rabia que me da no quitar el sonido del móvil en fin de semana, miro la pantalla y es uno de estos amigos con los que quedaste una vez, si no recuerdo mal, hace ¡un año!

Este mensajito tan amable es para ver si estoy disponible para el sexo, igual de disponible voy a estar que él la última vez que le escribí un mensaje para ir al  cine, o a tomar una cerveza o vete tú a saber qué. La callada por respuesta o la inferencia es el peor de los agravios, y eso es lo que hago, porque estoy harta de tonterías. Después de darle unas cuantas vueltas y conseguir dormirme, a las 9 de la mañana del sábado recibo otra llamada de una amiga a la que no veo hace tiempo porque vive fuera de España: ¡Tía, me caso!  Entre el sueño, la mala leche que se me pone por este horrible despertar y que no reconozco su teléfono, le contesto ¡Enhorabuena! y cuelgo.

A los 2 minutos vuelve a sonar el puñetero teléfono, ¿por qué sigo sin quitar el sonido?

– ¡Jones! tía, ¿no me reconoces?

– Sí, pero es que estoy dormida.

– Tía, que me caso en junio. En junio de este año.

– Es que estoy durmiendo.

– Por supuesto, estás invitadísima.

– Ya estoy despierta, ¿cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué a mí? ¿Si no me he puesto a dieta para mis vestidos? ¿Conozco a alguien más?

– Ayss, no seas cutre, cómprate un vestido nuevo que los que tienes no te entran y están pasados. Ya te mandaré la invitación. Besis.

¡Perdón! ¿Qué me compre un vestido? ¿Qué mis vestidazos están pasados de moda? ¿Qué estoy gorda? ¿Besis?

Lo que me faltaba por oír, que me la choni de mi amiga que se cree estupenda por vivir fuera de España diga que mis vestidos están pasados ella que combinaba cuadros con rayas y rayas con lunares. Qué me diga que no me entran los vestidos,  ella se comía los donuts de 4 en 4, puta gorda, y llevaba los vestidos tan apretados que parecía una morcilla de Burgos, puta gorda.

Y encima pretende que vaya a su boda, sola, en otro país, me gaste el dinero en el billete de avión, hotel, traje, peluquería, un gran regalo y parte de mis vacaciones… ¡me niego! Yo no me voy a casar y no le pido este sacrificio por mí no-boda.

Está claro que el negocio matrimonial es un chollo, estoy pensando en hacerme organizadora de bodas. Al menos el descuento en ligas de novia ya lo puedo conseguir en la tienda. Total para que luego se la quiten las amigas y la vendan en trocitos.

Gafapasta Jones


índice

Hace unos días recibí una invitación para ver la película «Los amantes pasajeros» y a pesar de las malas críticas y mis reticencias iniciales fui a verla, como una fan incondicional que soy, y al salir solo podía pensar en los ocho euros de mi entrada y en el idiota de detrás que no hacía más que reírse por todos los chistes absurdos de la película, y encima come palomitas como si no hubiera un mañana, puaggg.

Pedro yo confiaba en ti, sniff, sniff.

Flipando me quede ante ese  elenco de maricas locas, devotas a la virgen de los imposibles, los que descubren su homosexualidad en pleno vuelo, esos siempre son guapos, los que tienen la tapadera del matrimonio (él y ella) y los chistes fáciles como en los mejores tiempo de Noche de Fiesta. La normalización cada vez es mayor y no es necesario este desfile de estereotipos, tópicos y típicos gays, por mucho que diga  Francisco I que estos son de la movida de Satanás, y Almodóvar de la movida madrileña pero no es necesario volver a las películas de los ochenta.
Es igual que hacer una película con todos los clichés andaluces, toros, flamenco, una madrastra con mantilla, fiesta, mucho fino, todo en blanco y negro y sin hablar.

Esto de los clichés y los estereotipos es así no me lo he inventado yo, todas las gorditas son simpáticas y bonachonas, excepto la panadera de mi barrio que te tira las vueltas a la cara y cuando le dices buenos días te suelta una onomatopeya que nunca entiendo, ¿por qué sigo comprando el pan allí?  Todas las guapas son tontas, excepto la vecina de mi madre que se va a casar con un empresario forrado que está loco por ella y le compra todos los caprichos. Todos los gays son promiscuos, excepto Jesús Vázquez que lleva veinte años de feliz matrimonio. Aquí se cumple la máxima de que los guapos y buenos o son gays o están casados. Qué los hombres no pueden hacer dos cosas a la vez, excepto cuando ven el fútbol ya que beben cerveza a la vez. Todos los argentinos hablan mucho, excepto el nuevo Papa al que todavía no le he oído decir nada.

Un momento que tengo clientes….

Perdón por la interrupción pero ha entrado un chico a comprar varios pares de tangas, cada color porque cada uno de sus tres novios le gusta que se ponga ropa interior de un color diferente. En cuanto lo he visto entrar he pensado que era gay, vistiendo tan moderno, tan guapo, aunque me ha dicho que estaba casado, ¿su mujer sabrá lo de sus amantes? ¿Sus amantes sabrás unos de otros?

No me puedo quedar con la duda, ¿a todas las mujeres nos gusta el cotilleo?

Gafapasta Jones